El conflicto en el Garrahan acumuló 589 mil menciones en redes, superando incluso a temas de altísima sensibilidad económica como el cepo que le piso los talones con 522 mil y el FMI 348 mil.
En un escenario político dominado por la urgencia económica, el conflicto en el Hospital Garrahan se transformó en un dolor de cabeza persistente para el gobierno de Javier Milei. Tras la salida parcial del cepo cambiario y la concreción del préstamo con el FMI, el reclamo de médicos y trabajadores de la salud se impuso en la conversación pública. Según un análisis de Ad Hoc, entre el 28 de mayo y el 2 de junio, el Garrahan acumuló 589 mil menciones en redes, superando incluso a temas de altísima sensibilidad económica como el cepo (522 mil) y el FMI (348 mil).
En ese marco, la decisión del Casa Rosada de anunciar un aumento del 64% para los residentes parece más un intento de desactivar el escándalo que una verdadera respuesta de fondo. La reacción no se hizo esperar: los jefes de servicio, la asamblea de residentes y el sindicato ATE cuestionaron la medida y denunciaron que esto excluye al 90% del personal.
La emocionalidad que despierta el Garrahan, símbolo de la salud pública y la atención pediátrica de alta complejidad en el país, parece tener gran peso simbólico. Según Ad Hoc, el 71,2% de las menciones que vinculan a Milei con el conflicto son negativas, un dato que preocupa al Ejecutivo, que todavía no logró controlar la narrativa en este tema.
El relato libertario apunta contra la “militancia kirchnerista” y asegura que los reclamos responden a una maniobra política. Sin embargo, la persistencia del malestar entre los profesionales de la salud, sumado al descontento social ante los recortes y el deterioro del salario real, hacen difícil sostener ese argumento sin que resulte contraproducente.