Lo dijo una máxima autoridad del peronismo a Mosca. El ex Jefe de Gabiente lanzó su candidatura en las elecciones porteñas por afuera de la alianza del peronismo. El jefe de La Cámpora le enrostró la foto con su ex jefe del movimiento Evita.
En la política argentina, una foto nunca es solo una foto. Y si los protagonistas son Máximo Kirchner y Emilio Pérsico, la cosa se pone interesante. La imagen en cuestión circuló en redes con sonrisas cómplices y abrazos de ocasión, pero el verdadero destinatario del retrato no estaba en la foto: Juan Manuel Abal Medina.
Para entender el trasfondo, hay que meterse en la interna peronista de la Ciudad de Buenos Aires, que en este momento se parece más a un ring de boxeo que a un espacio de debate político. El Movimiento Evita, comandado por Pérsico, está recalculando su lugar en el ecosistema kirchnerista. Su relación con Máximo Kirchner ha sido más fría que un invierno en la Antártida, pero en el último tiempo empezaron a acercarse, especialmente después de que el Evita se viera relegado en el armado electoral porteño.

Del otro lado, Abal Medina, exjefe de Gabinete de Cristina Kirchner y con un perfil más moderado dentro del peronismo, no ve con buenos ojos este coqueteo entre Máximo y Pérsico. Si bien no tiene el poder de fuego de otros barones del PJ, mantiene cierta influencia en el armado de la Ciudad, donde la pelea es feroz y la dispersión del peronismo porteño se vuelve cada vez más evidente.
La foto de Máximo y Pérsico es un mensaje directo: “Nosotros seguimos jugando y vos quedaste afuera”. Abal Medina, que viene intentando posicionarse como un articulador entre distintos sectores del peronismo, ve cómo la Cámpora y el Evita cierran filas, dejándolo en un lugar incómodo.
Mientras tanto, el peronismo porteño sigue sin rumbo claro. La Ciudad siempre fue un territorio hostil para el kirchnerismo y sus aliados, pero con una oposición más fragmentada y un gobierno nacional que todavía no logra consolidarse, la pelea interna dentro del PJ se vuelve cada vez más importante.
Por ahora, la foto es solo eso: una instantánea. Pero en política, cada imagen cuenta una historia y, en este caso, la historia es de rosca, egos y facturas sin pagar.