Tras el encuentro de los sindicalistas con Sergio Massa, la Casa Rosada activó contactos informales para abrir una mesa de diálogo
Ante la inminente llegada del proyecto de reforma laboral al Congreso, el gobierno de Javier Milei decidió cambiar de estrategia y abrir un canal de negociación con la CGT. Desde el entorno de Karina Milei comenzaron a tender puentes con la cúpula del sindicato. El objetivo de la Secretaria General es concretar una reunión en el corto plazo para discutir los puntos más ríspidos de la iniciativa y evitar un choque que ponga en riesgo la reforma.
Los contactos informales, que estarían siendo gestionados por Lule Menem y Santiago Caputo, apuntan a desactivar la resistencia total de los gremios. La Casa Rosada sabe que necesita fragmentar el frente sindical y para ello estaría dispuesta a revisar algunos artículos clave, buscando consensuar una versión de la reforma que sea digerible para los “gordos” de la central obrera, quienes ya mostraron disposición a dialogar si no se tocan sus cajas.
Esto llega tras un momento de desilusión para la conducción cegetista, que viene de protagonizar una reunión con Sergio Massa que terminó con sabor a poco. Este lunes por la noche, Héctor Daer, los Moyano y Gerardo Martínez cenaron con el exministro de Economía buscando garantías políticas para bloquear el proyecto libertario en el Senado.
Durante esa cena, Massa les advirtió que no cuenta con el poder de fuego suficiente para frenar la ley por sí solo y les sugirió que “tienen la obligación de negociar con el Gobierno antes que hablar con el peronismo”. Lejos de ofrecerse como el líder de la resistencia, el tigrense les pintó un panorama donde la reforma es inevitable.
Los líderes sindicales tienen tres líneas rojas innegociables: el fin de la cuota solidaria que financia sus estructuras, la primacía de los convenios por empresa sobre los de actividad y la eliminación de la ultra-actividad. Si el Gobierno ofrece garantías sobre estos puntos, el camino para una reforma light podría despejarse.







