La diputada asegura que “ganó paz” tras su salida del bloque oficialista y que “Argentina necesita más políticos con olor a pueblo, a barrio”.
Por Franco Giummarra
La diputada Lourdes Arrieta dijo en una entrevista exclusiva con Mosca que desde La Libertad Avanza (LLA) la ven como si “tuviera lepra” y que no se comunicó con nadie del espacio desde que se fue tras la visita a los genocidas al penal de Ezeiza.
A meses de su salida, la legisladora reconoce que “ganó paz” al abrirse de LLA y “la libertad de poder decir las cosas como son y que no hayan dos o tres intermediarios que me digan lo que tengo que decir, que es lo que pasa en La Libertad Avanza”.
En más de una oportunidad, Arrieta destacó en su comunicación telefónica con este medio la necesidad de una política “transparente”, algo que también señaló durante su última aparición en el recinto al explicar por qué no había dado quorum por el proyecto de Ficha Limpia.
“La Argentina necesita más políticos con olor a pueblo, a barrio, y no tanto esta soberbia institucional, y esta búsqueda de denostación hacia los demás”, afirmó.
– ¿Hablaste con Javier Milei tras tu salida de La Libertad Avanza?
– No hablé porque no te dejan llegar a él. Como nunca tuvimos la posibilidad a una charla la mayoría de los diputados, ni cuando fuimos diputados, ni cuando fuimos electos, ni cuando fui parte de LLA, menos lo tuve en la salida. Lo lamento mucho, espero que algún día sepa lo que pasó y que sepa que hubo gente que lo militó y creyó en sus convicciones y en sus ideas de una Argentina netamente liberal.
– ¿Y con Martín Menem?
– No. Traté de empezar a entablar un vínculo, que se me negó la reunión. Para ellos soy un voto que parece no importarles demasiado. Por eso prefieren no reunirse conmigo y me ven como si tuviera lepra.
– ¿Qué balance hacés de ese momento? ¿Qué sentís que aprendiste? ¿Qué ganaste?
– Gané paz. Gané la libertad de poder decir las cosas como son y que no hayan dos o tres intermediarios que me digan lo que tengo que decir, que es lo que pasa en La Libertad Avanza. Sigo bancando al Presidente, pero puedo decir las cosas que pienso.
– ¿Qué sentís que necesita la Argentina para salir adelante?
– La Argentina se va a dignificar y se va a volver a poner en pie cuando más argentinos de bien que no estén contaminados de la política ocupen los distintos cargos. Sueño con que no solo el político de elite pueda tener acceso a una banca como estamos acostumbrados, sino que todos tengan el acceso. ¿Por qué no puede un mendigo llegar a ser presidente? La política se tiene que ampliar y nosotros tenemos que mostrar una nueva política, transparente.
– La semana pasada hablaste de algunos diputados “fueron operados para bajar su voto”. ¿Esto es moneda corriente en la Cámara?
– En proyectos que al Ejecutivo le interesa tratar, se busca negociar con aquellos que tengan una cantidad de diputados importantes. También pasa cuando el Ejecutivo no quiere tratar ciertos temas. Al ser minoría, estaba en ‘riesgo’ la presidencia de Menem. A partir de la inexperiencia de él y de todos nosotros, de que se le vayan las sesiones de la mano y que los diputados lleguen sobre la hora, entre otras cosas.
– ¿Cómo evalúas el desempeño de Menem?
– Fue un desempeño regular. A varios bloques les prometió lugares en comisiones y no se los cumplió. Tuvo sus furcios y errores con sus aliados, como el PRO. Permitió que se convocaran a debatir distintos proyectos, que después tuvo sus tirones de orejas. Menem es un diputado, que como autoridad de la cámara no dialoga con los bloques minoritarios, con las oposiciones. Eso le ha hecho mal a la institucionalidad de la Cámara de Diputados. Menem debería aprender de los errores y escuchar a quienes le decimos que se está equivocando. Los que estamos afuera podemos ver cosas que los que están adentro no.
– ¿Apoyás que siga en la Presidencia?
– No me disgustaría, pero tampoco apoyo para que continúe. Me parece que lo ha demostrado todo hacia mi persona. Siempre negó reunirse conmigo. Me da lo mismo.
– En la Cámara está Lilia Lemoine, que parece que no le da lo mismo tu presencia. ¿Sentís que tiene cizaña con vos y que por eso te ataca seguido?
-No. En su momento (cuando fue la visita a los genocidas) le bajaron una línea para atacarla a Arrieta. No tengo nada contra ella. Le hace mal a la democracia argentina el discurso del odio del Presidente. Le hace mal un discurso elitista como Benegas Lynch. La Argentina necesita más políticos con olor a pueblo, a barrio y no tanto esta soberbia institucional, y esta búsqueda de denostación hacia los demás
Creo que Lilia habla desde el desconocimiento y desde sus ganas de aparecer y de colgarse, como diría la gran Moria Casán, de los demás. Me parece que no le suma a la política, no le suma a ella. Para mí, los agravios son halagos, porque soy importante para alguien. Para bien o para mal, me tienen en cuenta.
– En una nota hablaste de que Santiago Caputo, Karina Milei y Martín Menem llevan a Milei a “tomar malas decisiones”. ¿El Presidente se deja influenciar como se decía que lo hacía Cristina Kirchner con Alberto Fernández?
– No dudo de la honestidad intelectual del Presidente, del cual no estoy en contra. Pero quien se está aprovechando de su figura es su hermana y el triángulo de hierro. Quieren subirse al fenómeno Milei y tener una aceptación como la tuvo Javier. La están aprovechando para perpetuarse, por eso lo hicieron rodearse de casta.
– ¿La gestión podría ser mejor si no se dejara influenciar?
– Creo que sería mejor, porque conocimos a un Javier, que supo llegar a los corazones de los argentinos, hablando con transparencia. Necesitamos a un Milei que hable con transparencia y a la clase media. Le habla solo a los inversores, a los empresarios, y se olvidó de los jubilados, de los estudiantes…
– ¿Cómo evaluás la gestión económica?
– Me parece buena. Ha logrado algo que se prometió en campaña, que es bajar la inflación, el déficit cero, lograr el déficit cero. Tenemos baja inflación, pero bajó la demanda también. El argentino de clase media ya no come carne como hace un año. Los impuestos entendíamos que se iba a transparentar su valor, pero pensábamos que el ajuste iba a ser para la casta y no para el pueblo. Le está yendo bien en la macro, pero no en la micro.
– ¿Y a nivel político?
– Es una figura que, aunque a su Gobierno le vaya mal, a él le va bien. Porque es una figura que atrae, que genera cierta esperanza y optimismo. Son quienes los rodean los que lo llevan a cometer este tipo de furcios.