Desde casa Rosada marcaron una diferencia con los dos interventores de la Cancillería conducida por Diana Mondino.
El embajador ante los Estados Unidos, Gerardo Werthein, le exigió a Ricardo Lagorio que no fuera buscar al presidente Javier Milei al aeropuerto en Nueva York el sábado pasado. Fue luego de una orden que llegó desde Casa Rosada, como así también la que le dieron el domingo para que no se siente en su banca el martes cuando el mandatario se exprese en la Asamblea.
La decisión del Ejecutivo es polémica. No es habitual que el embajador de un país no esté presente en el recinto cuando habla su Presidente. Allí pueden estar solo seis personas en representación de Argentina y los mismos serán elegidos por Milei y Werthein.
Lagorio está en la cuerda floja y desde el Gobierno quieren que deje su puesto. Sus ideas y formas de ver la política no coinciden con la lógica ultraconservadora y libertaria.
En ese marco, Werthein será quien le busque un reemplazante. El empresario tiene más poder que la canciller Diana Mondino, quien tampoco fue recibida en los Estados Unidos por Lagorio. El conflicto de Javier y Karina Milei con Lagorio se dio luego que supieran que este había militado para Horacio Rodríguez Larreta durante su campaña presidencial.
A su vez, el Gobierno lo quiere afuera de su banca porque piensa en implementar medidas moderadamente en la política exterior. Mondino y Lagorio notan que que los libertarios se están quedando en sus votaciones con aquellos países autoritarios o los menos desarrollados.
Otro hecho que vislumbró la interna fue el sábado cuando la canciller no fue parte del vuelo privado en el que Javier Milei se trasladó a Manhattan con su hermana y los ministros Luis Caputo y Patricia Bullrich, de Economía y Seguridad, respectivamente.
Mondino arribó a Nueva York con la secretaria del Área Malvinas, Paola Di Chiaro, y con el flamante secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo. De todos modos, su figura empoderada perdió forma luego de que no hubiera presencia en la Cumbre del Futuro, a la cual había pedido encabezarla.
Por otro lado, la otra interventora de la Cancillería es la abogada en derecho de familia, Ursula Basset. Tiene su despacho en el piso 13 del Ministerio, pero no posee cargo formal.
Desde el Gobierno también la miran de reojo por su agenda “socialista” y “comunista”. En la Asamblea de la OEA planteó temas en torno al anti aborto, anti géebero y anti lucha contra la pobreza.
Tanto Basset como Sotelo llevaron a cabo el movimiento “los ursulitos” y “los nahuelitos” para impulsar una agenda ultraconservadora. El último conflicto se generó después de que la Casa Rosada les pidiera que hicieran cambios en el documento de la Cumbre del Futuro contra la Agenda 2030.
No obstante, Lagorio y los diplomáticos les dijeron que los documentos que se negociaron no se pueden abrir. Solo está permitido que algunos coloquen un pie de página con las condiciones, algo que trajo enojo en el Ejecutivo.