El choque de trenes de la línea San Martín en la zona del barrio porteño de Palermo dejó en claro varios aspectos que no pueden ser ocultados: el recorte en el sector y la falta de mantenimiento. Además, el robo de cables, un fenómeno mundial, también fue protagonista en esta historia que dejó 90 heridos y que pudo haber terminado en tragedia.
El Gobierno, en cinco meses de gestión, prescindió del acompañamiento a la Secretaría de Transporte. Es que tan solo se ejecutó el 2,7% del presupuesto asignado para este sector, que asegura que el Ejecutivo solo entrega el 4,25% de los recursos necesarios para el óptimo funcionamiento del tren.
La denuncia al ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, puede ser inminente. Según trascendió, para mantener los ferrocarriles se necesitan unos US$20 millones por mes, de los cuales el funcionario solo entregó US$850 mil. No obstante, desde la Unión Ferroviaria, remarcan que el abandono “viene desde hace varios años”.
La falta de mantenimiento, explican desde el sector, no solo puede conducir a accidentes como el que se registró el viernes pasado a la mañana, sino que también hace que el tren San Martín funcione durante la semana con una frecuencia como si fuera sábado o domingo.
Robo de cables, otro factor del accidente de trenes
El robo de cables también es otro factor que tuvo incidencia en el accidente en Palermo. Si bien se había informado que había ocurrido a principios de mayo, en realidad fue el 28 de mayo, por lo que la polémica en torno al seguimiento del Gobierno al transporte aumenta cada vez más y marca que el choque se podría haber evitado.
Cuando se produce el robo de cables, se debe reponer y, para ello, hay que cortar el servicio. Pasaron más de tres meses desde que se produjo el hurto y nadie se hizo cargo. Se trata de una acción muy común no solo en Argentina, sino también en otras partes del mundo como en España, donde sí se monta un operativo y se corta el servicio para su futuro óptimo funcionamiento.