El Banco Central anunció que las bandas se van a mover con la inflación y presentó un programa para acumular reservas.
Luis “Toto” Caputo dio un giro que era cuestión de tiempo. Tras semanas de señales cruzadas, el ministro de Economía accedió al pedido del Fondo Monetario Internacional y de los grandes fondos de inversión: recalibró el esquema cambiario. El movimiento implica una corrección del dólar oficial y una ampliación de las bandas de intervención, con el objetivo de recomponer reservas y mostrar disciplina ante los acreedores.
El viraje llega después de que el propio FMI advirtiera que la acumulación de divisas estaba “por debajo de lo esperado”. En paralelo, los bancos de Wall Street reclamaban un tipo de cambio más competitivo para evitar una pérdida de dólares y fortalecer la confianza en el programa financiero.
El Gobierno apuesta ahora a que el ajuste del dólar sirva para aliviar las presiones en el mercado y enviar una señal de “normalización” hacia los inversores. Pero también confirma algo que se veía venir: la política económica ya se mueve al ritmo del Fondo y de los grandes financistas.







