El Presidente se reunió en Olivos con el célebre matemático. Sin embargo, la historia del laureado académico arrastra una historia que manchó su reputación
Horas antes de embarcarse rumbo a Noruega para asistir a la ceremonia del Nobel de la Paz, Javier Milei buscó una foto de alto impacto simbólico en la Quinta de Olivos. Vestido con el llamativo maleluco de YPF, el Presidente recibió a Robert Merton, Premio Nobel de Economía de 1997.
Para el Gobierno, la imagen funcionó como un sello de calidad intelectual sobre su programa financiero. Sin embargo, la figura de Merton también quedó asociada a uno de los colapsos más estruendosos de Wall Street, con la caída del fondo Long-Term Capital Management (LTCM).
Merton es reverenciado en la academia por el modelo Black-Scholes-Merton, una fórmula matemática que revolucionó la fijación de precios de derivados y opciones, bajo la premisa de que los riesgos financieros pueden ser calculados y controlados con precisión milimétrica. Esa fe ciega en los algoritmos fue la que llevó a Merton y a su socio Myron Scholes a fundar LTCM en los años 90, un “dream team” de economistas que prometía ganancias seguras.
Pero la realidad desafió a las matemáticas. En 1998, el default de la deuda rusa desató un evento improbable que Merton consideraba estadísticamente imposible. El fondo implosionó en cuestión de días y las pérdidas superaron los 4.600 millones de dólares, provocando un agujero financiero fue tan grande que amenazó con arrastrar al sistema bancario global.
Para los críticos del modelo libertario, esta anécdota funciona como una advertencia sobre los peligros del dogmatismo teórico, característica que se le suele atribuir a Javier Milei.







