En apenas siete días, Patricia Bullrich condensó su propia doctrina en acción. Entre reuniones internacionales, reformas judiciales y roscas parlamentarias, la ministra de Seguridad dio señales de que su influencia ya trasciende la gestión y empieza a proyectarse como figura central del bloque libertario.
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Acuerdo con Estados Unidos
Bullrich abrió la semana con un encuentro con el embajador norteamericano, Peter Lamelas, donde firmó el acuerdo “El Dorado” para perseguir organizaciones criminales y operaciones de lavado de dinero a ambos lados de la frontera. El convenio refuerza la cooperación bilateral en materia de inteligencia financiera y seguridad transnacional, dos ejes que la ministra busca instalar como bandera de su gestión.
Cambio de mando y continuidad doctrinaria
En paralelo, se concretó el cambio de mando en Seguridad, con Mercedes Monteoliva como nueva figura dentro del equipo. La sucesora fue presentada como heredera de la llamada “doctrina Bullrich”, una línea que prioriza la acción directa y el endurecimiento del control territorial.
Reforma laboral y pulseada política
Mientras el Ministerio de Seguridad mantenía el foco en el territorio, Bullrich se metió de lleno en la arena política. Participó de las negociaciones para impulsar la reforma laboral, buscando acuerdos legislativos y contener la resistencia kirchnerista. Su discurso apuntó a mostrar orden y previsibilidad: “Las cosas ahora van a cambiar”, dijo ante el nuevo Senado, donde ofició de articuladora entre el Ejecutivo y el bloque libertario
Blindaje energético
Otro de los capítulos de la semana incluyó una reunión con YPF, Vista, Pampa Energía, Pan American Energy y la Secretaría de Energía, donde la ministra propuso un esquema para “blindar Vaca Muerta y el sistema energético”. En ese frente, Bullrich se mostró como una figura transversal: seguridad, infraestructura y política energética bajo un mismo paraguas de control
El eje punitivo: reforma del Código Penal
La agenda cerró con el anuncio de la reforma del Código Penal, que busca endurecer penas desde hurtos hasta homicidios y cerrar lo que Bullrich denomina la “doctrina zaffaronista”. Su consigna, repetida frente a las cámaras —“El que las hace, las paga”— sintetiza su narrativa de orden y castigo.
Todo en siete días
De ministra a jefa política, Bullrich recorrió en una semana todos los tableros de poder: el judicial, el energético, el legislativo y el internacional. Mientras Milei se concentra en la macro, ella afianza un territorio propio, donde la doctrina Bullrich se convierte —otra vez— en método.







