La demanda de energía que dispara la inteligencia artificial es un problema de escala global. El crecimiento abrupto de los data centers pone de rodillas incluso a las grandes potencias.
Mientras el mundo lidia con el crecimiento explosivo de la inteligencia artificial generativa y los data centers que la sostienen, en Argentina se habla de convertirse en un hub tecnológico. Suena lindo, claro. Buenos Aires, Córdoba y Rosario ya figuran en el radar latinoamericano como polos de innovación, pero hay un problema que no se resuelve con entusiasmo: acá el sistema eléctrico colapsa cada verano cuando el termómetro pasa los 40 grados.
El sueño choca de frente con la realidad. Según Accenture, en 2033 los data centers podrían consumir hasta el 23% de la energía eléctrica en Estados Unidos. En 2023 demandaron 176 TWh y, con el empuje de la IA generativa, esa cifra se triplicaría en apenas siete años. No solo requieren capacidad de cómputo monstruosa: necesitan refrigeración constante y funcionamiento ininterrumpido. Todo el día. Todos los días.
En países desarrollados, la respuesta no se hizo esperar. Google, Meta y Microsoft ya invierten en energías limpias, pequeños reactores nucleares modulares (SMRs) y plantas a gas natural pegadas a los centros de datos, evitando depender de redes eléctricas saturadas.
¿Y acá? Bueno, el Gobierno presentó en junio un plan para sumar 5.600 km de transporte eléctrico, mientras YPF insiste con su proyecto de energía nuclear y el ambicioso plan del secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo (Reidel), apunta a largo plazo. Pero hoy, la infraestructura apenas alcanza para que funcione el aire acondicionado en enero.
El contraste es evidente: mientras el mundo se prepara para alimentar máquinas cada vez más inteligentes, Argentina sigue corriendo detrás de su propia demanda. Incluso desde Accenture sugieren modernizar las redes con tecnología más inteligente, trabajar con gigantes como Google o Meta, agilizar permisos y promover inversiones en zonas energéticas poco exploradas. Todo eso suena muy bien, pero todavía estamos lejos.
La paradoja es clara: Argentina aparece en el informe de Lavca entre los 19 hubs tecnológicos emergentes de la región, con Córdoba y Rosario sumándose a Buenos Aires como polos clave. Pero el hub de IA que soñamos se enfrenta a un país donde el verano sigue siendo capaz de apagar medio mapa con una ola de calor.
Para colmo, al intentar consultar a Nucleoeléctrica Argentina sobre cómo se prepara el país ante el boom de data centers, no hubo respuesta. Quizás porque, mientras la IA avanza a la velocidad de la luz, acá seguimos cargando el celular en modo ahorro de batería.