El gobernador de Córdoba aprovechó la inauguración del predio de Instituto para reunir a protagonistas enfrentados por el modelo de clubes en Argentina. Sin hablar de las SAD, logró un gesto de unidad con impacto político
Tras una creciente polarización por el debate sobre la privatización de los clubes de fútbol, el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, logró una jugada política llamativa. En la inauguración del nuevo complejo deportivo de Instituto en La Agustina, convocó en una misma foto a Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA y férreo opositor a las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), y a Andrés Fassi, titular de Talleres y uno de los principales promotores del modelo privatizador impulsado por Javier Milei.
El evento se transformó en un gesto simbólico de reconciliación en el mundo del fútbol, que había atravesado en su momento tensión alimentadas desde la Casa Rosada. Sin discursos incendiarios ni menciones explícitas al conflicto, Llaryora consiguió una tregua entre ambos dirigentes.
El impacto fue más allá de lo simbólico. Una fuente que estuvo en el evento reveló que tras el acto público hubo una reunión reservada en la que Fassi, a instancias de Juan Manuel Cavagliatto (presidente de Instituto), pidió disculpas a Tapia por roces pasados. Este gesto cerró, al menos temporalmente, una etapa de enfrentamientos que amenazaba con dividir profundamente al fútbol argentino.
Con esta movida, Llaryora no solo busca proyectar una imagen de líder conciliador, sino que también intenta posicionar a Córdoba como polo deportivo de referencia. En su discurso, dejó en claro su ambición de que la Selección Argentina juegue en la provincia, una jugada que sumaría peso político y simbólico a su figura.