El empresario, vinculado a maniobras financieras bajo investigación, está a punto de adquirir la lujosa propiedad de Tinelli en La Boyita. La operación reaviva sospechas sobre lavado de dinero y conexiones entre poder, farándula y política
El empresario Roberto Sulichin, señalado como una pieza clave en la estructura financiera de Martín Insaurralde, está en negociaciones para adquirir la chacra Guanahani, la exclusiva residencia que Marcelo Tinelli posee en Punta del Este. La operación, que se estima en torno a los 8 millones de dólares, despierta suspicacias no solo por el perfil del comprador, sino por el contexto judicial que rodea a todos los involucrados.
Sulichin figura en la mira de la Justicia por su presunto rol como facilitador en el desvío de fondos públicos vinculados a Insaurralde. Según documentación presentada en tribunales estadounidenses, parte de los 20 millones de dólares correspondientes al acuerdo de divorcio entre el exintendente y la modelo Jésica Cirio habrían sido canalizados a través de la firma uruguaya Pro Capital, gestionada por el empresario. Esta entidad offshore estaría detrás de un circuito financiero investigado por la Unidad de Información Financiera (UIF) por presunto lavado de dinero y enriquecimiento ilícito.
La relación con Cirio también está bajo sospecha. La modelo fue imputada por la Justicia junto a su exmarido, luego de que se detectaran adquisiciones millonarias de propiedades y vehículos cuyo origen no pudo ser debidamente justificado. En su defensa, Insaurralde sostuvo que esos gastos se financiaban con los ingresos de Cirio como conductora y figura mediática. Sin embargo, para la UIF estas declaraciones no logran explicar los movimientos millonarios ni los viajes al exterior pagados en efectivo. A esto se suma una polémica certificación notarial firmada por el escribano Adrián Uriel Cohen, hoy también bajo investigación.
En paralelo, Tinelli atraviesa su propio frente económico. La crisis de su productora LaFlia, sumada a deudas, cheques rechazados y embargos, lo empujaron a desprenderse de activos de alto valor. Tras la venta de su mansión en Esquel, ahora la atención se posa sobre su chacra en La Boyita. Aunque desde su entorno insisten en que la propiedad no está en venta y fue alquilada con opción de compra a un empresario estadounidense, versiones del sector inmobiliario uruguayo confirman negociaciones con Sulichin.