De perfil bajo durante años, el actual secretario general de River Plate emerge como figura central en la interna dirigencial
Aunque su nombre no resuene entre los fanáticos del fútbol argentino, Stefano Di Carlo comenzó a ocupar un espacio estratégico en la vida institucional de River. Actual secretario general del club, es uno de los dirigentes de mayor confianza de Jorge Brito y heredero directo del legado político de Rodolfo D’Onofrio. Su ascenso, cuidadosamente trabajado en las sombras, ahora empieza a proyectarse con mayor visibilidad en los medios y en el tablero de poder de la dirigencia riverplatense.
En una reciente entrevista, Di Carlo sorprendió al revelar un dato poco conocido sobre su biografía personal: es hijo de Héctor “Yayo” Cozza, el exrelacionista público que se hizo conocido por su vínculo con el mediático caso del “Jarrón de Cóppola” en los años ‘90. “Esa cuestión a mí no me incomoda en nada”, afirmó, en un intento de desdramatizar el dato. Sin embargo, en redes sociales fue cuestionado por haber optado por el apellido materno, lo que desató una oleada de comentarios y especulaciones sobre su construcción de imagen.
Lejos de retroceder, Di Carlo parece decidido a redoblar su apuesta. En los pasillos del Monumental ya se lo menciona como el emergente de una nueva camada dirigencial que busca proyectarse con fuerza. Compartiendo escena con otros jóvenes de peso como Julián Leunda (exasesor presidencial de Alberto Fernández y figura clave en el Grupo Indalo) y Manuel Vidal (exfuncionario del PRO con llegada directa a Santiago Caputo), Di Carlo se posiciona como parte de una generación que trasciende la política tradicional del club.
En este contexto, River se convierte en un escenario donde conviven operadores del peronismo, el macrismo y el empresariado mediático.