El ex secretario de Relaciones Parlamentarias se presentaba a las reuniones del Ejecutivo como el inminente reemplazante del jefe de Gabinete.
El ahora ex secretario de Relaciones Parlamentarias Omar de Marchi renunció a su cargo para asumir en noviembre como vicepresidente de Aerolíneas Argentinas, en medio de la discusión por privatizar la empresa. Esta decisión fue celebrada por el Gobierno, porque entienden que el funcionario quería voltear al jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
La movida de de Marchi resultó un negocio redondo para todos. En lo personal, por lo que el cambio significa, y en el seno del Poder Ejecutivo, porque lo querían afuera desde hace meses.
De Marchi había tenido un buen desempeño en su candidatura como gobernador de Mendoza. Por eso, el Gobierno le dio un puesto para que sea el principal operador de la Casa Rosada en el Congreso. Es que el nacido en Luján de Cuyo conoce del tema: había sido el vice primero de la Cámara de Diputados durante las presidencias de Sergio Massa y Cecilia Moreau.
Si bien en la Casa Rosada estaban interesados en que pudiera desplegar toda su experiencia, al poco tiempo de asumir ya no se veía en las fotos principales del Gobierno entre Martín Menem, Victoria Villarruel y Francos.
De Marchi tuvo una participación muy pobre en las negociaciones de las distintas leyes que buscaron impulsar desde la gestión libertaria. De hecho, solo se dedicó a firmar los proyectos que habían sido envido por el Ejecutivo al Congreso.
En los pasillos del Congreso se escuchó que de Marchi se presentó a dichos encuentros como el inminente reemplazante de Francos, según indicaron diputados que se vieron las caras con el mendocino, y que eso le habría jugado una mala pasada.