La privatización del Estado y la salida de multis abrió una gran oportunidad de negocios para los empresarios locales.
Los grandes capitales argentinos están atravesando un gran momento en el cual se están expandiendo en sus negocios a partir de que el Estado está privatizando terrenos y compañías -en marcha-, al mismo tiempo que multinacionales se están yendo del país.
La voracidad creciente de los magnates argentinos se puede ejemplificar en una serie de casos de las últimas horas como el de Eduardo Constantini, dueño de Nordelta y otros emprendimientos inmobiliarios, quien puso 127 millones de dólares para quedarse con el terreno de Jumbo de Palermo, en Ingeniero Bullrich y Santa Fe.
Por otro lado, Marcelo Mindlin, empresario del área de la Energía, se quedó junto con dos fondos de inversión, con Loma Negra, la cementera que supo ser de capitales brasileños. De esta forma, amplía su negocio, que ya cuenta con constructora, empresa de gas y frigoríficos. La cementera que tiene más de la mitad del negocio en la Argentina.
En paralelo, la salida de Carrefour de la Argentina tiene dos competidores claros para quedarse con el negocio. Se trata de Alfredo Coto y Francisco De Narváez, dueños de Coto y Chango Más, respectivamente, quienes quieren obtener la estructura que deja la empresa francesa.
A su vez, Adecoagro y la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), compraron en conjunto, el 50% de la productora de fertilizantes Profertil, a cambio de US$600 millones. La canadiense/norteamericana Nutrien era la empresa que poseía ese porcentaje, mientras que el 50% restante pertenece a YPF.
De la torta que le corresponde a los dos gigantes del agro, un 80% es para Adecoagro y otro 20% para ACA.