El director ejecutivo de Shell advirtió que la expansión acelerada de las exportaciones de gas natural licuado (GNL) desde Estados Unidos podría inundar el mercado y provocar una caída de precios, complicando los planes de la petrolera argentina
Estados Unidos avanza a toda velocidad para convertirse en el gran dominador del mercado global de gas natural licuado (GNL). Solo en el último mes, el país aprobó tres nuevas terminales de exportación y prevé sumar otras cinco antes de fin de año. La magnitud del crecimiento es tal que, para 2030, las exportaciones estadounidenses podrían alcanzar los 28.000 millones de pies cúbicos diarios, una cifra que equivale a cuatro veces la demanda diaria del Reino Unido.
La política energética de Washington cambió radicalmente desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Su administración levantó la pausa que Joe Biden había impuesto en 2024 sobre nuevas licencias de GNL, una medida que había desatado la furia del lobby petrolero. Con el freno eliminado, las empresas norteamericanas corrieron a reactivar proyectos y multiplicar inversiones.
Pero no todos en el sector comparten ese entusiasmo. Wael Sawan, director ejecutivo Shell, lanzó una advertencia que resonó en toda la industria. “La expansión no es económicamente del todo racional”, afirmó, al señalar la sobreoferta que podría generarse si todos los proyectos avanzan. “Estoy sorprendido por la cantidad de aprobaciones recientes”, agregó.
La declaración de Sawan tiene implicancias para otros jugadores del mercado, incluida YPF, ya que un exceso de oferta global podría presionar los precios a la baja y complicar la rentabilidad de futuros proyectos.
De hecho, este viernes la petrolera argentina firmará un nuevo acuerdo de ingeniería final en conjunto con Eni, su par italiana, que incluye la construcción de tres unidades flotantes de licuefacción con una capacidad de 6 millones de toneladas anuales cada una.