La definición sobre si Diego Santilli podrá competir sin que Karen Reinhardt —su compañera de fórmula— renuncie formalmente recae en un viejo conocido de la política: Alejo Ramos Padilla, juez federal con competencia electoral en la provincia de Buenos Aires.
Hijo de un histórico magistrado de la transición democrática, Ramos Padilla saltó a la escena pública en 2019 cuando encabezó causas sensibles vinculadas al espionaje ilegal durante el macrismo, que lo enfrentaron directamente con sectores de la AFI y de Cambiemos. Ese perfil combativo le valió el mote de “juez K” entre sus detractores.
Desde el Juzgado Federal N°1 de La Plata, Ramos Padilla tiene en sus manos no solo la oficialización de candidaturas, sino también la impresión y distribución de boletas, un paso clave que puede definir tiempos y estrategias de campaña. Su decisión sobre Santilli se da en medio de la salida de Sparck, la empresa encargada del sistema de transmisión de datos, y de un clima político crecientemente enrarecido.








