El balance cambiario del Banco Central mostró un panorama preocupante, con un aumento de reservas sostenido solo por el desembolso del FMI
El último informe del Banco Central mostró que agosto fue un mes marcado por tensiones cambiarias. Si bien las reservas lograron aumentar en USD 1.120 millones, la estabilidad cambiaria se sostuvo únicamente por los desembolsos del Fondo Monetario Internacional.
Uno de los datos más preocupante está en la formación de activos externos (FAE). El sector privado no financiero sacó del sistema USD 3.188 millones en compras netas de billetes y divisas. Solo las “personas humanas” compraron más de USD 2.400 millones en billetes, confirmando que el resguardo en dólares en el mercado minorista sigue muy fuerte.
El segundo frente crítico es el de la cuenta corriente, que terminó en rojo por USD 1.133 millones. Ese déficit fue impulsado por los pagos de intereses (USD 1.164 millones) y por el saldo negativo en servicios (USD 840 millones). Ni siquiera el superávit en bienes, que alcanzó los USD 845 millones, fue suficiente para compensar. Esto confirma que Argentina mantiene un desequilibrio estructural en su intercambio con el mundo.
Otro punto a destacar es que el aumento de reservas no provino de un flujo genuino de divisas. El BCRA cerró el mes con un incremento de USD 1.120 millones, pero ese resultado se explicó casi exclusivamente por los desembolsos del FMI por USD 2.073 millones. Sin esa asistencia, las cuentas no hubieran cerrado, ya que el flujo de dólares del sector privado no alcanza para sostener el nivel de reservas.
Por lo tanto, si se corta la ayuda externa, la presión por dolarizarse del sector privado podría complicar mucho al Gobierno. La pregunta es cuánto tiempo más podrá resistir la estrategia de sostener este esquema con más deuda.