A diferencia de las jubilaciones y discapacidad, en los últimos dos años el Gobierno decidió volcar mayor presupuesto en asignaciones familiares. La medida que permitiría continuar con esta tendencia
Si se analiza el uso de fondos del Gobierno de Javier Milei para temas sociales, se puede observar una particularidad. Allí se destaca el incremento de las Asignaciones Familiares (que incluye AUH), que mostraron desde 2023 un incremento muy por encima de la inflación, tendencia opuesta al resto de partidas sociales y previsionales. Según un informe de CEPA, estas asignaciones tuvieron un incremento del 13% en términos reales en los últimos dos años, una suba que contrasta con la caída general del gasto público del 31% en el mismo período.
A diferencia de las pensiones no contributivas (-23%), la PUAM (-44%) o las transferencias al PAMI (-33%), la AUH logró ganar poder de compra. Sumado a esto, el presupuesto 2026 elimina en este subsidio la indexación por inflación, algo que sí se mantiene en jubilaciones. Esto le da la potestad al Gobierno de poder seguir manteniendo esta tendencia alzista.
Cabe destacar que en los barrios populares, donde viven la mayoría de personas que reciben esta ayuda, la estructura de gastos es muy distinta a la de la clase media. Allí los costos de los servicios pesan menos, ya que muchas familias comparten medidores de electricidad, los alquileres son más bajos, no hay cuotas de escuelas privadas ni tampoco pagos de medicina prepaga. En ese esquema de consumo, cada aumento de la AUH rinde más.
En medio de el ajuste que propone Milei en todas las demás áreas, la AUH emerge como una de las pocas válvulas de contención social, en lugares donde el Gobierno busca conservar su legitimidad.