Por debajo del radar, y con un equipo de aliados que incluyó a figuras alejadas de su círculo, el ex presidente zafó de reproches por los números de su gestión
La semana pasada, sin grandes anuncios ni revuelo mediático, el expresidente Mauricio Macri logró un importante triunfo político en el Congreso. Por debajo del radar, y mientras el país se distraía con la interna del oficialismo, la Comisión Bicameral Revisora de Cuentas aprobó la ejecución presupuestaria de los años 2018 y 2019, cerrando así un capítulo que podría haberse convertido en un nuevo dolor de cabeza para el Presidente del PRO
Este organismo parlamentario está encargado de supervisar la ejecución del presupuesto nacional y analizar los informes de la Auditoría General de la Nación (AGN). Su función principal es examinar las cuentas de inversión, que reflejan cómo se ejecutó el presupuesto aprobado por el Congreso, verificando si se cumplieron las leyes de administración financiera.
La jugada, que se concretó a distancia desde su refugio en el mundo del bridge, contó con la ayuda de Miguel Pichetto, actual presidente de la Bicameral. A él se le sumaron Juan Carlos Romero, Álvaro González, Guadalupe Tagliaferri y Víctor Zimmermann, entre otros.
Lo significativo de este apoyo es que se trata de dirigentes que, si bien comparten un pasado en Juntos por el Cambio, hoy se encuentran alejados del macrismo más duro.
Años atrás, el mismo cuerpo legislativo había rechazado la ejecución de los presupuestos de 2016 y 2017, un movimiento que la oposición de entonces usó para cuestionar la gestión de Macri.