A pesar del fuerte ingreso de divisas por exportaciones y del desembolso del FMI, el flujo cambiario del primer semestre de 2025 mostró un equilibrio precario en las reservas del Banco Central
Sin dudas, un de las patas más flojas que tiene el plan económico del Gobierno son el nivel de reservas y la forma de conseguir esos dólares que faltan, en un contexto de baja actividad. Según un análisis de la consultora LCG, en el primer semestre de 2025 el flujo cambiario en Argentina dio un precario equilibrio, que deberá afrontar en el siguiente semestre mayores presiones.
La foto de la balanza de divisas muestra un ingreso neto de USD 20,6 mil millones. Oleaginosas y Cereales, impulsados por la baja temporal de retenciones, y el sector de Petróleo, Gas y Minería fueron los grandes motores.
Las salidas de divisas presentó un dato preocupante. Las importaciones se llevaron casi dos tercios de los ingresos, con un drenaje de USD 13,4 mil millones. Detrás, dos fugas de dólares a las que la economía local parece no encontrarle la vuelta. Por un lado, el gasto en turismo, que consumió USD 5,4 mil millones. Por el otro, la dolarización de carteras. Esta última alcanzó los USD 6,4 mil millones tras la liberación del cepo en abril.
El Tesoro, por su parte, actuó como aportante neto gracias a un desembolso del FMI por USD 12 mil millones, un respiro que permitió al Banco Central acumular USD 8,6 mil millones en reservas.
Mirando hacia adelante, el panorama no es alentador. El pico de liquidación del campo ya pasó, lo que significa menos ingresos de divisas. Al mismo tiempo, se espera una mayor presión por importaciones y una dolarización creciente en la previa de las elecciones.