Hay 600 distribuidos en todo el mundo. El conflicto entre Occidente con Rusia y China puede poner al mundo en un escenario muy complejo.
Los cables submarinos y las constantes amenazas y ataques que se dan sobre los mismos en el marco del conflicto entre Occidente con Rusia y China no deben ser un tema que ni la Argentina ni el resto de los países del mundo deban pasar por alto.
Se trata de una red de 600 cables que transportan el 99% del tráfico intercontinental de datos y que sostiene la economía global. Los mismos se encuentran a más de 8.000 metros bajo la superficie del océano.
Son cables de fibra óptica que permiten las transacciones financieras internacionlales, las videollamadas, el normal funcionamiento de los mercados y de las comunicaciones seguras de los ejércitos, por mencionar algunas de las tantas cuestiones que se detendrían si se da un sabotaje.
Debido a la importancia que tienen estos cables del grosor de una manguera, los mismos se conviertieron en un blanco de ataque para las potencias militares, grupos militares y actores estatales para tomar ventaja en un contexto de tensiones geopolíticas.
De acuerdo a Recorded Future, una firma de ciberseguridad, los ataques deliberados a los cables submarinos están aumentando y estos son llevados a cabo por tácticas de guerra híbrida desarrolladas por Rusia y China. Son más de 30 los incidentes sospechosos en el último año, muchos de ellos e el mar Báltico, de China Meridional.
Dado este escenario, Estados Unidos propuso en julio vetar la participación de empresas chinas en la instalación y mantenimiento de cables con acceso a su territorio. A su vez, a Unión Europea, a través de la Comisión Europea, declaró en enero que los cables submarinos son una infraestructura crítica, como las plantas nucleares o las redes eléctricas.
En diálogo con Mosca, el ingeniero Víctor Bronstein dijo que “los cables submarinos de fibra óptica que unen Europa con EEUU que transmiten datos podrían sufrir atentados. En caso de sabotaje, no podrían ser reemplazados por transmisión satelital, no alcanza la capacidad, y generaría un caos global en muchas actividades”.
En ese marco, declaró que “Argentina se conecta con EEUU con un cable submarino que pasa por Uruguay y Brasil. También se conecta con otros cables subacuáticos con Brasil y con Uruguay. También hay algún cable subterráneo que nos conecta con Chile, pero el sabotaje en cables subterráneos es más difícil porque hay que estar en el terreno”.
“Todo lo que afecta la conectividad global puede impactar en la Argentina”, aseguró, aunque es impreciso decir cuál es la actividad afectada debido a que depende de qué sabotaje suceda. Sin embargo, aclaró: “El problema más grave es la conectividad entre Europa y EEUU”.
“El tema de la conectividad es muy difícil de evaluar porque está configurada como red. Puede ser que una empresa trabaje con conectividad un servidor que está en la India y los caminos hasta Argentina pueden ser muchos. El tema es la saturación que puede producir que se caiga alguno de esos caminos”, completó.
El 80% de los cables submarinos son de empresas privadas, sobre todo tecnológicas como Google, Meta, Amazon y Microsoft. Por caso, Google estableció en 2024 a Firmina, el nuevo cable submarino de fibra óptica que conecta Myrtle Beach, en Carolina del Sur (Estados Unidos), con el balneario de Las Toninas, que representa la principal puerta de internet en el país. El mismo pasa por Punta del Este, Uruguay; y Praia Grande, en Brasil.
Tiene una extensión de 13.500 kilómetros y su construcción fue anunciada en 2021. Su función es mejorar la calidad del acceso en la región a los servicios de Google como Gmail, YouTube o los servicios en la nube que la compañía provee a las firmas locales.