Crecen la señales de distanciamiento entre Macri y Milei. El Killer se muestra crítico del plan económico, mientras que desde Casa Rosada temen perder el respaldo clave del PRO en el Congreso
Mauricio Macri atraviesa uno de los momento de mayor distanciamiento con el Gobierno de Javier Milei. A contramano de su inicial afinidad con el líder libertario, en las últimas semanas comenzaron a evidenciarse diferencias profundas. Se sabe que Emilio Monzó intentó convencer al líder del PRO de avanzar en una reconfiguración de alianzas sin La Libertad Avanza, articulando una nueva mayoría junto al peronismo no kirchnerista, la UCR y partidos provinciales. La propuesta no disgustó a Macri, pero lamentó no haberla escuchado antes, ya que con más tiempo, podría haber replanteado sus movimientos estrategicos.
La grieta interna quedó al descubierto con la abstención de los nueve diputados del PRO en la votación por los aumentos jubilatorios, una maniobra que tensó la relación con el Gobierno y mostró, por primera vez desde el inicio de la gestión Milei, a un Macri que “no la ve”. En su entorno reconocen que el expresidente advierte serias inconsistencias en el rumbo económico libertario, y evalúa el peso que su capital político puede tener para condicionar decisiones clave.
Del lado del Gobierno, el impacto fue inmediato. “Nos entró la bala”, reconocen con preocupación funcionarios que, puertas adentro, admiten no tener margen para nuevos conflictos. Sin embargo, el sector más duro, encabezado por el propio Presidente y su hermana Karina, sigue decidido a sostener el plan original sin concesiones. Santiago Caputo, más pragmático, ve con inquietud el progresivo alejamiento de aliados que antes se mostraban incondicionales.
La advertencia hacia Macri no tardó en llegar, ya que desde el círculo de Caputo adviertieron que si el PRO no garantiza los votos para sostener los vetos de Milei, el Gobierno podría comenzar a impulsar la idea de un juicio político contra su primo, Jorge Macri.