Mientras más actividad hay en la zona, más suben la cantidad de movimientos geológicos. Ya van más de 500 en 10 años.
Mientras el desarrollo de Vaca Muerta representa una esperanza para la economía argentina, por otro lado, el fracking que se lleva a cabo desde hace varios años despierta preocupación en los vecinos de la cuenca neuquina por el incremento notable de sismos en la zona, asociados con la explotación de hidrocarburos.
El último domingo, el Observatorio de Sismicidad Inducida informó un nuevo movimiento que fue calculado y registrado por el Instituto Nacional de Prevención (Instituto Nacional de Prevención Sísmica) de magnitud 3 ml Richter 7 km de profundidad, muy cercano al equipo de fracturas que se encuentra operando en el área Bajada del Palo Oeste, de la empresa Vista.
De acuerdo a los datos aportados, se trata del sismo número 40 en lo que va del año en Neuquén, de los cuales 32 están asociados al fracturamiento hidráulico de la formación Vaca Muerta. A su vez, solo 8 responden a mecanismos naturales de generación.
La Patagonia extra-andina de Neuquén y Río Negro se caracterizan por ser una zona de sismicidad de base reducida o muy reducida, según indica INPRES. No obstante, a pesar de registrar pocos y aislados eventos de baja magnitud en la historia, desde la aparición de Vaca Muerta los mismos comenzaron a aumentar cada vez más.

Desde que comenzó la extracción de hidrocarburos no convencionales en 2015 y el incremento de la actividad en 2018, los sismos entre las localidades de Cutral Có y Añelo aumentaron considerablemente. Por caso, en agosto de 2024 ya habían superado la barrera de los 500 sismos teniendo en cuenta el desarrollo de Vaca Muerta, de acuerdo a datos aportados por el Observatorio del Sismicidad Inducida.
Las profundidades donde se detectan estos sismos están en el orden de los 6 a los 9 kilómetros de profundidad. El horizonte en donde hay actividad en Vaca Muerta está en los 3.300 metros, es decir, los 3.3km, lo que implica una diferencia a la hora de ver y analizar los movimientos.
De momento, son asociaciones debido a que hay una correlatividad de los hechos: una zona con poca actividad sísmica que comenzó a tener estos movimientos después de que comenzara la actividad de fractura hidráulica. Por ese motivo, aún no hay una regulación que limite las operaciones.
El umbral que se está empleando por parte del Observatorio marca que un sismo para tener precaución debe ser de 2,5 en la escala Richter. Se trata de un criterio que impuso Shell, una de las más estrictas en materia de seguridad, en junio de 2020, cuando era el único operador con actividad en Vaca Muerta. Entonces, detectaron sismos mayores a 2,5 y frenaron actividades.
Este escenario despierta preocupación en zonas aledañas como en el paraje rural de Sauzal Bonito, que se encuentra a unos 100 km de la capital neuquina y rara vez había sufrido eventos geológicos. Desde Vaca Muerta, algunas de las casas humildes del lugar sufrieron daños y exigieron que se frenara la actividad.

De ese modo, la provincia de Neuquén está investigando para ver qué sucede con Vaca Muerta y los sismos y busca llevar tranquilidad. Por caso, el ex gobernador Omar Gutiérrez había comenzado un plan de entrega de casas de madera para las familias de Sauzal Bonito, para que no sufran los sismos de menor magnitud, que son los que se asocian al fracking.
En 2021, Neuquén decidió colocar sismógrafos en la provincia para no depender de los datos de los que se encontraban en Chile -eran los que tomaban datos de la zona hasta entonces- y así tener información más precisa.
De momento, funcionan 13 de los 16 instalados para Vaca Muerta. Según supo Mosca, 1 se vandalizó y se decidió no reponer y 2 están fuera de servicio por el momento y deberían volver en línea pronto para completar 15 funcionando. La información se comparte entre las operadoras que están en Vaca Muerta y se monitorea de cerca junto con la provincia.
Mientras el Observatorio recomienda el semáforo en base a los criterios de Shell, de forma oficial no se llegó a crear un umbral que marque a partir de qué magnitud se deben frenar las operaciones.