La empresa de seguridad pagó $1.500 millones de deuda tributaria y donó 1.000 kilos de carne mensuales para dos comedores.
Securitas llegó a un acuerdo con Edgardo Kueider y con la Justicia para no tener una mancha internacional sobre corrupción y congelar la causa en la que se vio implicado el ex senador nacional. La empresa de seguridad temía que por este escándalo pudiera perder el control de ciertos negocios y avanzó para concretar un entendimiento.
En el marco de los riesgos para la compañía de perder la custodio de aeropuertos en Europa y en Estados Unidos, abonó 1.500 millones de pesos de deuda tributaria y durante un semestre se encargó de donar 1.000 kilos mensuales de carne a dos comedores populares.
Se trata de una negociación que aún no terminó y mientras organismos especializados de la Procuración General de la Nación buscan determinar el beneficio indebido que obtuvo.
Kueider había negociado con Securitas cuando era directivo de la empresa entrerriana de energía (ENARSA). De ese modo, en abril de este año realizaron una denuncia en Paraná en la que se vinculó con esa causa también a los hermanos Claudio y Marcelo Tortul.
Ellos dos y el propio Kueider, propietarios de varios departamentos y cocheras en una torre de lujo, estaban inmersos en la investigación. Mientras estaban en curso los estudios de documentación, se prosiguió a la detención del ahora ex senador.
Ni en Entre Ríos ni en Paraguay fueron cooperativos ante el pedido de información. Domínguez quiso asegurar la prueba porque en la capital paraguaya no les secuestraron los celulares. Por ese motivo pidieron el desafuero con fines de extradición y la clausura del despacho de Kueider.
Los departamentos de Kueider y de Guinsel Costa, en Recoleta y en Concordia, fueron allanados y secuestraron teléfonos, pendrives y discos rígidos. Durante el operativo detectaron indicios de destrucción de documentos.