En Casa Rosada recrudecen las rispideces.
La jura de Pablo Quirno como nuevo canciller se convirtió no solo en un acto protocolar, sino también en un escenario que permitió ver como quedó configurado el mapa del poder en el Gobierno. El ascenso de Quirno, un hombre que responde tanto al ministro de Economía, Luis Caputo, como a Karina Milei, se dio tras el vínculo que logró formar con la hermana del Presidente, luego de una gira en Canadá.
Mientras la primera fila estaba ocupada por la nueva cúpula de poder —Karina Milei, Martín Menem, Guillermo Francos y un exultante Luis Caputo—Santiago Caputo terminó en un segundo plano. El momento que todos los presentes notaron llegó cuando Karina, consciente de las cámaras, saludó uno por uno a los ministros, pero evitó deliberadamente saludar al asesor presidencial, en un gesto que confirma la fractura en el triángulo de hierro fundacional.
La frialdad de la hermana del Presidente contrastó con la actitud de su principal alfil, Lule Menem. Aunque Lule y Santiago casi no intercambiaron palabras, sí se dieron un abrazo.
Este encuentro se da tras la elevada tensión que provocó el informe impulsado por los Menem contra la consultora Move de Santi Caputo, donde cuestionaron su efectividad y sus métodos. Este reporte buscó vaciar de poder al Mago del Kremlin y demostrar que su influencia ya no es la que era, luego de que trascendiera la posibilidad de que asuma la jefatura de Gabinete.








