El Ministro de Salud tiene una historia familiar marcada por la tragedia de la última dictadura. La contradicción con su actual perfil
Mario Lugones se convirtió en el último tiempo en la cara visible del ajuste al Hospital Garraham. Durante su gestión, el Ministro de Salud puso en jaque al principal establecimiento pediátrico del país, achicó el hospital de salud mental Laura Bonaparte, recortó la asistencia a las personas con discapacidad y quedó envuelto en denuncias por el fentanilo contaminado, además del escándalo de coimas en la Agencia de Discapacidad (ANDIS).
Paradójicamente, su historia familiar está profundamente ligada a los Derechos Humanos. Durante la última dictadura militar, su hermano César fue secuestrado y desaparecido en 1976 junto a su esposa, María Marta Vázquez. Ambos fueron capturados en su departamento y llevados a la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), uno de los centros clandestinos de detención más grandes de esa época. Su abuelo paterno, Ambrosio Lugones, también fue desaparecido misteriosamente, pero en 1921.
César era veterinario y se dedicaba a la militancia. Trabajaba en la Universidad Nacional de Luján y era parte del Movimiento Villero Peronista, militando en la Villa 1-11-14 junto a curas tercermundistas.
Las familias Lugones y Vásquez se unieron históricamente en la búsqueda de César y María Marta. En 2018, Mario Lugones incluso participó en un homenaje donde recibió el legajo laboral rectificado de su hermano.
Todo cambió luego de que Mario tomará la decisión de sumarse al Gobierno de Javier Milei. “Cuando me enteré que se convirtió en ministro de Milei se me cayó un ídolo. Para mí era un buen tipo. Sigo sorprendido con sus dos caras. La que prima hoy es la más siniestra“, dijo Raúl Vázquez, hermano de su esposa desaparecida, quien además era un amigo cercano del ministro.








