Santiago Caputo quiso sumar al diputado al operativo político que involucró la figura de Barry Bennet
En la búsqueda de nuevos aliados legislativos, el Gobierno volvió a toparse con un obstáculo. La semana pasada, Santiago Caputo había intentado acercar posiciones con Nicolás Massot. Sin embargo, la maniobra no prosperó.
El diputado rechazó la invitación a la famosa reunión en el departamento de Puerto Madero donde estaba el asesor norteamericano Barry Bennett. Argumentó que no conocía a Bennett, que tampoco tenía interés en hacerlo y que, además, tenía mucho trabajo. “Queremos convencer a los americanos de que no todos los diputados son adversarios frontales del Gobierno”, había contestado Caputo a esta negativa.
Según le indicaron a Mosca, Massot se justificó diciendo que un eventual entendimiento con Estados Unidos no podía basarse en relaciones personales o partidarias, sino en acuerdos de Estado. Además, el legislador remarcó que no comparte la estrategia del Gobierno de contener el tipo de cambio como ancla inflacionaria, ya considera que es un método que termina afectando a los otros indicadores.
El encuentro estaba pensado como una instancia de diálogo informal para mostrar ante los ojos de Bennett —y de Washington— que el Gobierno todavía podía construir consensos internos, factor que viene provocando dolores de cabeza en Casa Rosada.