Los presuntos vínculos de José Luis Espert con Fred Machado traen a colación una serie de hechos en el que los Gobiernos se vincularon con los delincuentes.
Los presuntos vínculos con el narcotráfico del diputado y presidente de la Comisión de Presupuesto, José Luis Espert, despertó el recuerdo de otros casos polémicos de narcoestado en todo el mundo, desde países muy pobres de África como Guinea-Bissau hasta la Colombia de Pablo Escobar.
Guinea-Bissau, uno de los países más pobres del mundo, quedó en el centro de la polémica desde hace años por ser un país en el que no había prisiones y escasa policía. Fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas como el primer narcoestado africano, debido a que militares coordinaban el paso de cocaína hacia Europa.
A su vez, en Honduras, se destaca el caso de su ex presidente Juan Orlando Hernández, quien ejerció su mandato entre 2014 y 2022, y fue condenado en Nueva York por conspirar con cárteles. El gobierno, entonces, se las rebuscaba para pavimentar rutas pequeñas del país, en una supuesta búsqueda del bienestar público, pero en realidad lo que quería era facilitar el traslado de cocaína.
A su vez, las fuerzas de seguridad, en lugar de combatir el crimen, protegían los transportes de droga que iban hacia los Estados Unidos. El Congreso, por otro lado, quebraba leyes en lugar de escribirlas. Y las elecciones, en todos sus niveles se definían por votos y por dinero del narco.
Hernandez se convirtió a sus 55 años como el primer exjefe de Estado condenado por narcotráfico en Estados Unidos, desde el panameño Manuel Noriega en 1992.
El caso de México es particular. No es un narcoestado total, aunque sí un Estado fragmentado. Es que el ex ministro de Seguridad Genaro García Luna fue condenado por proteger al Cártel de Sinaloa. Al mismo tiempo en varias regiones los narcos reemplazan al Estado en el cobro de impuestos y dictando reglas.
García Luna fue sentenciado en 2024 a 460 meses de prisión y una multa de 2 millones de dólares por asistir durante una década al Cártel de Sinaloa a cambio de sobornos que implicaban millones de dólares.
Por último, Colombia tuvo sus páginas oscuras en el poder cuando el narco Pablo Escobar ocupó el cargo de diputado en los 80. De todos modos, el narcotráfico sigue siendo moneda corriente y los grupos poderosos siguen financiando campañas locales.