El plan motosierra aplicado en el área es lo único que lo mantiene en su puesto. El enojo de Javier y Karina.
El canciller Gerardo Werthein se encuentra bajo presión en su puesto. Los hermanos Javier y Karina Milei están en descontento con el ministro por la demora en conseguirle al mandatario nacional una bilateral con su par de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca.
“Lo hacés antes de fin de año o se compromete seriamente tu cargo”, le dijo la delegada de Karina en Cancillería, Úrsula Basset, a Werthein en julio. El Presidente está enojado con él por ese motivo y ya no lo oculta desde hace un tiempo.
Hasta el momento, Werthein intenta seguir al pie de la letra todo lo que quiere el Gobierno: cumplir con la motosierra que le pidieron los hermanos Milei cuando comenzó con su gestión. Ahora, los expedientes ministeriales están sin tramitarse y las embajadas fueron reducidas de personal, de modo que algunas de ellas no están operativas.
Por otro lado, tampoco mandan delegaciones a las cumbres y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se encarga del gendarme argentino Nahuel Gallo. Todo esto es lo único que sostiene a Werthein en el cargo.
Además de todo esto, efusivos embajadores de carrera optaron por el silencio y no hablan en los medios de comunicación ni en reuniones privadas con periodistas. La inédita decisión del Gobierno de renuncia a la candidatura de Argentina para integra el Consejo de DDHH de la ONU hizo su propio ruido.