Fue contundente el avance de expresiones “nacionalistas euroescépticas” en las elecciones al Parlamento Europeo celebradas este domingo.
Los partidos de extrema derecha de Francia, Alemania, Países Bajos, Austria y otros países obtuvieron buenos resultados en una votación en la que la balanza de poder se inclinará hacia la derecha en el Parlamento de 720 escaños, que contribuye a configurar y aprobar la legislación de todo el bloque.
El impacto de la votación de la UE se vio inmediatamente en Francia, donde el presidente Emmanuel Macron convocó inesperadamente unas elecciones parlamentarias anticipadas, después de que su partido sufriera una dura derrota a manos del partido de ultraderecha Agrupación Nacional.
Los grupos nacionalistas euroescépticos Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) e Identidad y Democracia (ID) y los candidatos de extrema derecha de la AfD de Alemania —no afiliados aún a una familia política de la UE— obtuvieron juntos 149 escaños, lo que supone un aumento de 22, según un primer sondeo a pie de urna centralizado.
Un giro a la derecha dentro del Parlamento puede dificultar la aprobación de nueva legislación que dé lugar a un mayor reparto de los recursos de la UE o a la cooperación que podría ser necesaria para responder a los retos de seguridad, el impacto del cambio climático o la competencia industrial de China y Estados Unidos.
Asimismo el peso de los partidos nacionalistas euroescépticos dependerá de su capacidad para superar sus diferencias y trabajar juntos.
Actualmente están divididos en dos familias diferentes, a lo que hay que añadir que algunos partidos y eurodiputados se sitúan por ahora fuera de estas agrupaciones, en el grupo de no inscritos.
Al igual que Macron, el canciller alemán Olaf Scholz también sufrió una noche dolorosa. El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) sobrellevó bien una serie de escándalos y se situaría en segundo lugar por detrás de los conservadores, mientras que el SPD de Scholz obtendría su peor resultado histórico.