El estallido social en Misiones desnuda el contraste de un pueblo pobre gobernado por funcionarios ricos. La promiscua relación de Carlos Rovira, el verdero caudillo de la provincia, con empresarios acusados de testaferros.
Augusto Marini es un joven empresario argentino sub-35. Oriundo de General Las Heras, se formó a la par que la empresa que fundó su padre, Agroindustrias Baires, una de las principales marcas de alimentos para mascotas. Hoy es presidente y CEO de CaleGroup, la filial local de la compañía rusa TMH, que tiene a cargo la operación de los talleres ferroviarios en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y Santa Fe.
A Marini se lo vincula con la organización de ruidosas fiestas multitudinarias que se extienden hasta altas horas de la madrugada. En Punta del Este cuentan que mantienen en vilo a los vecinos del balneario.
El empresario está de novio con Angie Landaburu, ex de Tomás Eurnekian. Una de las primeras veces que se los vio juntos fue en los primeros días de enero cuando compartieron una romántica en No me olvides, el local gastronómico de Nico Palacios ubicado en la exclusiva zona de Manantiales. Nico Palacios es un hijo reconocido de Franco Macri, hermansastro de Mauricio.
La novedad de las últimas horas es que Augusto Marini quedo en la mira por sospecha de sobreprecios en el servicio de telemedicina que ofrece en Misiones.
Marini tiene un negocio muy rentable en la provincia un negocio: los servicios de telemedicina de AlegraMed, una plataforma que intentó venderles también a sindicatos y prepagas pero que casi todos rechazaron por su elevado costo: USD 9 por paciente. En el acampe de Posadas aseguran que lo ayudó a conseguirlo su amigo Gastón Puddu, que estuvo un tiempo en pareja con Miranda Rovira, la hija del caudillo misionero, tal como contó el periodista Alejandro Bercovich en su habitual columna dominical en DiarioAr.
Además, cuentan las malas lenguas que Marini es financista en las sombras de Blender, un canal de streaming cuyos estudios, sueldos y recursos a disposición superan con creces los de la televisión de aire y cable.